jueves

Cadáver número tres:


En un cuarto oscuro alumbrado solo por un pequeño hilo de luz, se asoma una cara fría que contempla la realidad tajante que atraviesa, pero no deja de querer rendirse y respira, se aprieta la panza, la cara; llora.

No llores más, levantate, que todo tiempo oscuro sirve para fortalecerte y no dejar que el lápiz deje de escribir un segundo. La cabeza le daba vueltas, pensando en por qué sucedía lo que sucedía. Si quería rebelarse o reprimirse, pero explotó. A fin de cuentas, la sociedad no perdona a los sensibles.

¡No los perdono un carajo! Es más, la sensibilidad es pecado, pues abre la puerta del alma para que cualquiera la pisotee como si fuera caca de perro.



Este texto fue escrito durante la toma de colegios que se llevó a cabo en 2010, por algunos y algunas estudiantes del Colegio 17º