Caer en la desesperación atroz de saber ( y no querer darse cuenta) de que uno es feliz. Llegó a su grado máximo y lo explota.
Lo exprime, repito, y luego hace con ella lo que muchos quisieran hacerle, pero no pueden.
No pueden porque saben que la explotación tienen un límite. Que algún día ese vaso va a rebalsar, y ese día, todos van a explotar.
Hacer de la lucha, una sola y si es posible, explotar todos juntos.
Revolución en las plazas, en las casas y en la cama
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